Los Capitalistas no son Héroes Señor Milei. Por Silvano Pascuzzo.
Hay toda una tradición en torno a los “Héroes” en nuestra cultura. Miles de años le, han dado a ciertos sujetos – mujeres y varones – un valor especial, como representantes de lo colectivo, como arquetipos a imitar y como modelos de belleza, honor y valentía. El “Héroe y la Heroína” no pueden ser, de ningún modo, personajes egoístas, mezquinos y cobardes. Hay virtudes en sus conductas, que los transforman en patrimonio de las sucesivas generaciones, una parte de las cuáles, que busca con humildad y esmero, realizar proezas edificantes y legendarias, imitando su ejemplo. Tener un comportamiento heroico, es todo lo contrario de buscar el propio interés, maximizando beneficios.
Ya lo sabemos, fue Adam Smith quien, en 1759, en su famoso texto Teoría de los Sentimientos Morales, intentó pulverizar la “Moral” greco latina y cristiana, sustituyéndola por el culto del “Egoísmo”. Éste se inspiró en los “Sofistas”, aquellos rivales de Sócrates que discutieron con petulancia al Maestro, el “significado de la Justicia”. El “Anarco Capitalismo” y la “Nueva Derecha” no creen en lo colectivo. Sus cultores, gente sin Alma y sin Fe, identifican a los “héroes” con personas incautas, ingenuas, sin ambición ni capacidad adaptativa frente a un Mundo en transformación constante.
Javier Milei, flamante Presidente de Argentina, en una reunión organizada en Davos, Suiza, por los inversores globales, dijo lo siguiente: “Los empresarios y los gerentes de empresa, son héroes, porque gracias a su iniciativa y talento, hacen cosas que le traen beneficios a otros”. Y claro, todos entendimos lo que eso significa: que “son ganadores”; tipos y tipas que han alcanzado el “éxito”. Pero, justamente, el “Héroe” desprecia el dinero y la fama; tiene sueños e ideas, además de “mucha conciencia de estar cargando sobre sí, el destino de otros”, sin contraprestaciones económicas, ni rentas, ni ganancias, ni beneficios. Ignora la ambición, más allá de la eternidad, un intangible. No calcula, piensa; no se acomoda, lucha; no se arrepiente, combate hasta el final. es todo lo contrario de un “capitalista”; por lo general frío, despiadado y brutal.
Las divagaciones de éste “fantoche”, denotan un trasfondo ético muy singular. Es indudable que no son originales creaciones de una mente afiebrada; pues para él, buscar el lucro y maximizar beneficios, es la regla universalmente reconocida para orientar la conducta humana, una especie de mandato del sujeto ambicioso, con el que justifica todas las iniquidades del Capital. Como escribiera uno de sus mentores, el filósofo Robert Nozik: “hasta el altruismo es, en el fondo, una manifestación psíquica del Individualismo”.
Por otro lado, resaltan sus alusiones negativas – un tanto trasnochadas – al “Marxismo” , cosa que muestra cierto tufillo reaccionario y un desconocimiento total, de los aportes hechos por el Socialismo al pensamiento contemporáneo. El pobre tipo, ignora seguramente, el reconocimiento que personalidades como Alfred Marshall o Joseph Schumpeter, le han tributado a Karl Marx. Es una inteligencia pobre la suya, sectaria y limitada. Todo lo que conoce, son los lineamientos básicos de una “Teoría” que ha dado resultados francamente pobres, cuando no catastróficos.
Pero en su soberbia típica del que ha leído poco, y comprendido mal lo poco que ha leído; Mileidesconoce un hecho evidente: que el Socialismo ha sido un vehículo muy eficaz para la Modernización y el Desarrollo de países pobres y periféricos, como Rusia y China. Las “Revoluciones” del siglo XX y la “Descolonización”; han construido un Mundo diverso y plural; gracias – entre otras cosas – a esa mezcla virtuosa de “Marxismo y Nacionalismo”. El Planeta es hoy un lugar más rico en lo cultural, lo económico y lo político, de lo que era en los siglos XVIII y XIX, cuando el Liberalismo imponía su hegemonía.
Una simple lectura de los libros clásicos del Socialismo, sobre todo de las obras de Karl Marx y Friedrich Engels, debería alcanzar, por otro lado; para saber que ninguno de ellos propugnó jamás “la destrucción del Capitalismo”, sino “superarlo dialécticamente, a partir de sus estructuras esenciales”. Hay que ser muy ramplón e ignorante para ver en esas obras brillantes, un “enemigo de la Humanidad”. Pero claro, partimos de individuos vacuos, vacíos, pobres intelectualmente y llenos de odio; unos “infantes adultos, lobotomizados por las redes sociales y la basura difundida por los medios de comunicación globales”.
Nosotros veneramos a los “héroes”, por lo que han hecho por los demás; porque han ido a la muerte con dignidad; porque han realizado lo imposible; porque nos han dejado algo en lo que creer y por lo que luchar. Ellas y ellos son guía e inspiración; pero no para el éxito, sino para el logro de objetivos trascendentes. Los “mercachifles” no son héroes Señor Milei, son apenas un remedo del opaco sujeto que – según cuentan los Evangelios – escuchó de boca de Jesús, aquella frase edificante sobre “la aguja y el camello”.
Y finalmente, deje que le diga que los “nacionalistas, cristianos y marxistas” le tenemos lástima, a la vez que piedad. A su “Egoísmo” le oponemos la “Solidaridad”; al amor por el mercado la Fe en cosas importantes: la Patria y el Pueblo. Nos sentimos herederos de los buenos liberales como Locke y Keynes, de los socialistas probos y sabios como Proudhon, Marx y Engels; de los nacionalistas como List, Hamilton, Jauretche o Martí. Queremos reponer a las “heroínas y héroes” en el lugar que les corresponde, desplazando de allí a mercaderes y mercenarios, elevados por Usted a la categoría de benefactores de la Humanidad.