Por Gabriel Fernández* Se despliega una batalla interpretativa alrededor de los resultados de las elecciones en los Estados Unidos. Nos zambullimos en esa discusión.
NARRACIONES. En este mismo momento se expande una suerte de lucha interpretativa derivada de la victoria de Donald Trump en las elecciones norteamericanas. Una plétora de argumentos surca el espacio. Muchos de ellos, forzados; dejan la sensación de bueno, algo hay que decir. Como suele ocurrir, dime de qué alardeas y te diré de qué rengueas: tantas miradas se esfuerzan en evadir el ayer nomás y plantear un incomprobable yo les avisé. Pero es mejor informar y pensar que afirmar. En todo caso la aseveración llega en el momento indicado, sin empujones.
Los pueblos de varias regiones expropiadas y sojuzgadas, elaboraron un Basta cansino pero firme que derivó en su afirmación como potencias multipolares. La necesidad de crecer mediante la consolidación del poder estatal, las inversiones productivas, la industria y el comercio, los llevó a dejar de lado la ruinosa forma de conducir la economía impuesta por el Occidente central y las corporaciones que lo dominan. Esa clave explica bastante, pero no todo, pues en un movimiento enlazado con el antedicho, los pueblos de la cúspide planetaria iniciaron un proceso equivalente.
La caída de los PBI en las grandes potencias capitalistas, el traslado de recursos de las zonas productivas hacia las compañías financieras, estados mediante, generó un deterioro agudo que se manifiesta de modo particular en cada país. El impulso bélico del atlantismo para enriquecer de continuo a las asociadas corporaciones armamentísticas, con su secuencia de sanciones boomerang, terminó de dañar los indicadores básicos de las naciones disciplinadas por Davos en los dos años recientes.
Como usted sabe lector, los pueblos que habitan esa zona del globo también empezaron a renegar. El esquema de medios bien aceitado con que cuentan los poderes rentísticos intentó, y parcialmente logró, sugerir una lectura atrabiliaria de lo ocurrido, haciendo caer en la trampa conceptual a la opinión pública. ¿Cuál trampa? La que reduce el contraste entre modelos de producción y acumulación complejos e imbricados, con la dualidad simple izquierda derecha. Ese sincretismo buenazo e infantil -partícipe de la lucha interpretativa indicada- se desliza entre las circunvoluciones complicando la conexión neuronal.
Un buen ejemplo resultó Francia. En vez de ligar las protestas callejeras con el voto, y el voto de Jean-Luc Mélenchon con el de Marine Le Pen, en tanto rechazos a la hegemonía de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) sobre la Unión Europea (UE), se estimó pertinente ensayar una lectura democratista que imbricara al líder de Francia Insumisa con el presidente Emmanuel Macron, ¡para evitar el triunfo “derechista” de Le Pen! Casos similares se registran en todo el orbe, sin que los estudiosos abran los ojos. En algunos casos, cobran para tenerlos tapados, en otros son arrastrados por la confusión.
Pero la Multipolaridad existe y ni siquiera las naciones del centro Occidental pueden sustraerse a su influjo, a su creciente presencia en el plano mundial. Ahora bien, esa creciente también ha gestado una suerte de expectativa desmedida. Así como durante largos años se asumió la idea de un socialismo que resolvería todos los problemas, el traslado de ese modo de razonar vertical al presente está fomentando declamaciones que canalizan anhelos integrales de difícil concreción. La Multipolaridad está rediseñando el planeta y lo va convirtiendo en un espacio más equilibrado, en el cual las naciones y sus asociaciones tienden a disponer de su destino sin obedecer lineamientos ajenos.
Eso está muy bien, pero resulta imprescindible recordar que los intereses de fondo determinan el andar de cada región, que los choques sociales internos perviven, que las distancias culturales lanzadas desde la historia habitan el presente, que la competencia económica es parte de la lógica del nuevo andamiaje, que las diferencias estructurales entre los protagonistas son apreciables. Comprender esos y otros factores puede contribuir a articular elaboraciones firmes hacia el mediano plazo, en vez de afrontar decepciones por la irresolución de litigios en el tramo inmediato.
Pero qué dijo el presidente de la Federación de Rusia, Vladimir Putin, al respecto. El video se puede adelantar hasta la mitad, cuando realiza su exposición.
ALMAS BELLAS. Lo curioso del panorama es que aquellos dirigentes y analistas que dicen combatir el trumpismo y lo que consideran sus equivalencias en otras regiones, coinciden con los medios occidentales en la caracterización. Es claro, y decirlo no implica forzamiento conceptual alguno, que cuando un sector respalda exigencias anti OTAN, pasa a ser calificado por el sistema comunicacional como fascista, nazi, autócrata, ultra derechista y la variante que se prefiera.
Esas son las adjetivaciones que -también- vuelcan aquellos que se presentan como pacifistas y defensores de derechos civiles. En la práctica, Trump ha sido descripto con las mismas palabras por representantes del gran capital financiero y por quienes se presentan como anverso, en defensa de derechos sociales que involucran a los más humildes. Está claro que resulta pertinente abrir un gran debate al respecto y situar los significados de las expresiones en base a las acciones concretas.
Llama la atención que la franja progresista, pese a estar configurada por numerosos especialistas en las llamadas Ciencias Sociales, no haya extremado las investigaciones para arribar a conclusiones más hondas, pues si este redactor no se equivoca, definiciones como nazi o fascista poseen implicancias efectivas y no deberían ser utilizadas al vuelo y sin sustento. Más aún: es preocupante que esa corriente se alarme al escuchar frases extemporáneas del republicano pero no ante las guerras y las invasiones concretadas por los demócratas.
Del dicho al hecho suele haber, se sabe, un trecho.
En estas Fuentes se invita a leer, para no sentar posición sin considerar la voz contrapuesta, un artículo que, en cierto modo, incluye todas las equivocaciones señaladas. Fue publicada pocas horas atrás en el digno y habitualmente bien informado portal Pelota de Trapo. Se titula El mundo se oscurece:
OBREROS, AMBIENTALISTAS, WOKES. Como elemento filoso, cabe repasar el decir de quienes, según la visión de nuestras Fuentes, ayudan a penetrar la realidad. Por caso, Alfredo Jalife-Rahme Barrios, quien afirma que Los “republicanos pugnaces Cheney, Bolton y los Bush estuvieron con Kamala Harris frente a los “demócratas” antiguerra, como Tulsi Gabbard y Robert Kennedy Jr. Se desdibujaron en forma dramática las clásicas líneas partidistas. Y llama la atención la conjetura del rotativo británico Daily Mail, vinculado al espionaje del MI6, sobre la ´felicidad´ de Biden, mientras su vicepresidenta Kamala era derrotada”.
Añadió que “A un nivel más estructural, es imperdible la lúcida autocrítica de Bernie Sanders, senador independiente por Vermont, quien aduce que el hoy plutocrático Partido Demócrata abandonó a la clase obrera, lo cual ya había sido adelantado por el connotado autor Frank Thomas en su libro The People, No: A Brief History of Anti-Populism. Washington Times arguye que el triunfo tectónico de Trump ha reconfigurado el mapa electoral y resquebraja los bastiones del Partido Demócrata”.
Entonces, Jalife postula: “A mi juicio, se trató de una genuina revolución electoral doméstica donde —más que un mandato “trifecta” al haber descolgado Presidencia, Senado y Cámara de Representantes, según alega Bloomberg— se gestó un “cuádruple mandato” al haber obtenido Trump, en forma inesperada, el voto popular con más de cinco millones de votos de diferencia”.
“El impactante triunfo de Trump —un rinoceronte gris que ´nadie´ vio porque la aplastante mayoría de los multimedia están controlados por el Partido Demócrata, con la relativa excepción de Fox News—, mientras el Estados Unidos profundo recurría más a las redes sociales y a los medios alternativos, no define la geoestrategia global tripolar (según la tesis de Mark Milley, ex mandamás del Pentágono), que en realidad es una bipolaridad regional de Rusia y China frente a EEUU, que planteé en mi libro Ucrania, primera guerra híbrida mundial: fractura de la biosfera”.
Por tanto, “a mi juicio, son las totalitarias agendas globalistas bélicas las grandes derrotadas: Agenda 2030, Agenda Verde, el Gran Reseteo del Foro Económico Mundial de Davos y Agenda Woke, repudiadas en las urnas y que gozaron de una exagerada difusión cacofónica por los multimedia que distorsionaron la voluntad de la mayoría silenciosa”.
¿Y LA GUERRA? Más cerca, el periodista Hernando Kleimans se aventuró en el futuro con herramientas comprobables. Fíjese. “En las negociaciones de Estambul, en marzo del 22, Rusia se avino a no reincorporar el Donbass y las regiones de Novorossía (Zaporozhie y Jersón). Eso fue refrendado por ambas delegaciones y luego desechado por Kíev por presión del bloque euroatlántico que intentaba la “derrota estratégica” de Rusia y su desmembramiento… En junio de este año, en el Colegio de la Cancillería, Putin volvió a poner sobre la mesa los puntos esenciales de ese pre-tratado: 1) neutralidad de Ucrania según el tratado de 1992 y 2) desmilitarización de Kíev y desnazificación. Le agregó: 3) levantamiento de las sanciones y 4) reconocimiento del status cuo “en tierra”, es decir la situación en el Donbass y en Novorossía…”.
“La agresión de Kíev sobre la región de Kursk y la reiteración de bombardeos a ciudades indefensas rusas, los ataques a la central atómica de Zaporozhie y los intentos de apoderarse de la de Kursk, el alevoso incremento de los “mercenarios” de la OTAN y los sabotajes terroristas han hecho que sea muy difícil la negociación con un régimen como el de Zelenski, invalidado desde el 31 de mayo de este año, según la constitución ucraniana”.
Agregó que “Las diferentes alternativas de paz planteadas por Orban, China, Brasil, Sudáfrica, la Unión Africana, etc., han sido muy bien recibidas por Moscú y muy mal recibidas por Kíev, que insiste en su “plan de paz” que en realidad implica la capitulación de Rusia. En Valdai, se reafirmó la predisposición rusa a negociar la paz, en forma abierta, sin histerias ni agresiones. Kíev no lo acepta”.
Aventuró luego que “Trump todavía no se pronunció oficialmente sobre el tema y dudo que lo haga antes de asumir. Sin embargo, en los correveidiles moscovitas se admite la posibilidad de intercambios telefónicos, algo que el Kremlin desmintió muy vagamente. Si seguimos la línea que en su momento trazaron Putin y Karlson en la entrevista que este último le hizo, sabiendo que Karlson es un “mandado” de Trump, y si reconocemos que la principal “preocupación” de Donaldo será el ”hacia adentro”, con un importante desprecio hacia Europa y un agudizado recelo comercial con China, es posible prever el siguiente desenlace (y aquí sí hay coincidencias con el WSJ): 1) cese de la “financiación” y abastecimiento USA y forzosa interrupción de ello por parte de Europa (con Orban y su banda triunfantes). 2) reconocimiento del actual status quo “in terra”. 3) Desplazamiento de Zelensky y su banda y anuncio de las postergadas elecciones. 4) restablecimiento de la neutralidad (con garantías) de Ucrania. 5) Ninguna zona comodín con “fuerzas de paz” en la frontera definitiva ruso-ucraniana. 6) Posibles referendos en Járkov y Odessa, dos ciudades más rusas que el vodka, retenidas por Kíev en sangrientas represalias”.
Y cerró así. “Moscú no va a comprar ningún otro plan. Ya lo dijo Putin y lo refrenda el avance incontenible y la masacre cotidiana tanto en el frente del Donbass como en Kursk. La posición del bloque euroatlántico es débil y se debilita cada vez más. Orban, Erdogan, Fico, lo saben…”.
OTRA ESTABILIDAD. En un interesantísimo texto, el economista Alejandro Marcó del Pont indicó que “Estados Unidos mantiene su hegemonía mundial sustentado en tres poderes clave: su capacidad atómica, el dólar como pilar de su dominio financiero y, a mi entender, el más decisivo, Hollywood. Sin este bastión de la industria del entretenimiento, la manipulación y la fabricación de noticias, sería difícil concebir la promoción de una figura que, tras no alcanzar siquiera el 1% en las elecciones primarias de 2020, se convirtiera en una contendiente destacada por la presidencia en 2024”.
Entre otros puntos delicados, subrayó que “En cualquiera de los casos la Unión Europea pierde y enfrentará entonces una nueva configuración institucional. Algunos líderes, como Mario Draghi, han propuesto que los ciudadanos europeos financien la recuperación mediante un nuevo fondo de deuda de 800 mil millones de euros anuales. Sin embargo, el nacionalismo conservador ha ganado terreno en varios países europeos, dificultando la cooperación unificada”.
Y también: “En conclusión, Estados Unidos sigue enfrentando desafíos monumentales en su rol de potencia global. Desde su manejo de las guerras en Ucrania y Medio Oriente hasta su influencia en América Latina, su política exterior parece dividirse entre la continuidad y un repliegue estratégico. Sin embargo, la reconfiguración de alianzas globales y regionales, como los BRICS y la OTAN, refleja que el mundo está tendiendo a estabilizarse en un nuevo orden multipolar”. Vale abordar su lectura completa en El Tábano Economista.
UN MIGRANTE EXITOSO. Como elemento sorpresa, debido a contenidos que llamarán la atención, recomendamos la lectura del siguiente material, donde Elon Musk, entre otros, tienen un rol decisivo. La intención de quien redacta es ayudar a aprehender el sentido del acercamiento del dueño de Tesla y Space X a la campaña (y probablemente al gabinete) de Trump.
A veces, la verdad es triste; en ocasiones, tiene remedio. Este periodista no comparte los asertos de la hermosa canción tantas veces reiterada y escasamente razonada. La guerra, por ejemplo, genera una inocultable desazón; pero puede atenuarse y hasta, quizás, anularse. Por lo menos, se trata de una esperanza afincada en intereses, lo cual la convierte en una proyección concreta.
Debería formar parte del análisis el reciente encuentro en Kazán, donde los BRICS se ampliaron, se consolidaron, emitieron al mundo un mensaje sin grandes exigencias y se comprometieron a seguir creciendo. También, habría que incluir la vivificación de los vituperados combustibles fósiles a través de la elección del rubicundo: la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) con un pie en la Multipolaridad, y por estos pagos la vapuleada Venezuela, escuchan con atención.
En otra línea pero en sintonía, resultará decisivo el intento de plasmar un esquema de colaboración mundial para la elaboración de los más avanzados semiconductores. Las sanciones demócratas de los meses recientes cometieron el pecado de ralentizar avances científicos imprescindibles para la nueva industria. Eso no puede durar y allí están coreanos, taiwaneses, japoneses y chinos observando con atención cuándo los Estados Unidos finalizarán el desajuste.
Se apuntó aquí: El éxito del capital financiero al establecer una dictadura sobre los Estados Unidos y Europa, al desterritorializar los estados, va tornando raquíticas a sus naciones. Como la única verdad es la realidad, cada protagonista tendrá que ocupar el lugar que su propio volumen indica en el desafinado concierto de las naciones. Ese extraño recital ofrece una música que, periódicamente, se torna ensordecedora con los timbales que retumban en Asia Occidental. Pues hay otra guerra, y quienes necesitan la paz para invertir y comerciar, deberán tensionar sobre Trump hasta lograr que limite el accionar de un Israel intratable, que pone en riesgo el futuro de todos.
ESE PASADO. Ahora bien, son muchas las preguntas acerca del tramo abierto a raíz de estas trascendentes elecciones. Hay quienes indagan sobre la posibilidad de una adecuación trumpista al esquema de poder en ese país, con derivación exterior.
Bueno, como se intentó explicar en el breve video plasmado en la radio, esa una de las barajas existentes.
Cuando se observa lo condicionado que se encuentra el Estado del Norte por las corporaciones financieras y armamentísticas, una burocracia multitudinaria que depende de ellas, el área de Defensa, las agencias de Inteligencia, la Reserva Federal, los medios, entre tantos sectores, las intenciones de erradicar los conflictos bélicos y reindustrializar el país, quedan muy amortiguadas.
Vale considerar las apreciaciones de Putin en Valdái: los cambios son irreversibles.
Pero, cabe reflexionar, una cosa es que esas transformaciones resulten viables para gran parte de la humanidad y otra que lo sean para el deteriorado panorama norteamericano.
Con el mismo afán surgen preguntas sobre la influencia para la Argentina. Bien. Si nuestro país está dispuesto a entregarlo todo, es casi una obligación del gobierno norteño el aceptarlo. Biden, Trump, Harris, quien se encuentre en la Casa Blanca, debe usufructuar ese alineamiento y sacar el mejor provecho de él.
En todo caso, resulta preciso afirmar que el desafío de los argentinos es construir un gobierno argentino. Con todo lo que ello implica.
Hay que precaverse de afirmaciones terminantes sobre estos asuntos, porque aunque la historia está trazando un rumbo claro, varias de sus parcelas necesitan consolidar el pasado e intentar una continuidad del modo de acumulación que brilló durante el Consenso de Washington.
Como se verá, los desafíos son variados, e intensos.
Area Periodística Radio Gráfica / Director La Señal Medios / Sindical Federal