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Apostar a una escalada mayor con China

Por Gonzalo Cueto

Actualmente América Latina es, como dice Nicolás Trotta, el territorio en disputa. EEUU, al declarar al narcotráfico como terrorismo y contar con varios gobernadores mexicanos a su favor, está casi con un pie para entrometerse, de forma violenta, en este territorio y, de esa forma, tomar el control del norte del país, ya que la parte sur está en manos de los proyectos de inversión chinos.


Por otro lado, China acaba de enviar un nuevo rompehielos a la Antártida para instalar ahí su quinta base antártica. Si bien fue uno de los últimos países en llegar a ese continente, es más que evidente el interés que existe por estar ahí. Argentina, quien tiene un reclamo de soberanía abierto por nuestros territorios en el continente blanco, lo cual nos hace un país bioceánico y bicontinental, debe prestar mayor atención a este tipo de acontecimientos, de modo de no desatender nuestra soberanía y evitar que otros avancen sobre lo que nosotros descuidamos; ante todo porque el gobierno de Mauricio Macri, fue muy flexible con temas tan sensibles como es la soberanía territorial y el abandono de nuestras bases antárticas.


La FED estadounidense pone freno a las tasas negativas y dice que lo que está pasando en Europa es una locura, y que no es recomendable aplicarlo en EEUU; esto expone que la discusión interna ya existe y, a este ritmo, es posible que se avance por esa vía. La posibilidad de la recesión global está encaminada, y todos los organismos internacionales ya lo están advirtiendo; entre ellos, la OCDE y, tanto el Banco Mundial como el FMI, dan una caída del crecimiento global para los próximos años. En Europa, están surgiendo conflictos importantes, en lo político, desde Francia y Alemania. El primero afirmó que la OTAN ya no tiene sentido, y que es necesario incluir a Rusia para revitalizar el sistema, a lo cual Alemania se opone; por su parte, en Gran Bretaña, Boris Johnson consiguió un amplio apoyo para la salida de la Unión Europea.


Todas estas tensiones políticas y económicas quedaron de manifiesto en el último aniversario de la OTAN, en la Cumbre de Londres, donde el Presidente de Francia declaró que la Organización del Tratado del Atlántico Norte está con muerte cerebral; Trump redobló la apuesta, convocando a un subgrupo de la alianza, que cumple con el requisito de invertir en defensa el 2% de su Producto Bruto Interno. Por último, y dado el bloqueo de EEUU al nombramiento de nuevos jueces ante la Organización Mundial del Comercio (OMC), este organismo comunicó que, a partir del 10 de diciembre, dejará de funcionar el tribunal de apelación de conflictos comerciales, por lo que el resto de los países deberán aceptar las imposiciones arbitrarias de EEUU sin posibilidad de mediación. Esto pone otra piedra más en el conflicto comercial y financiero mundial, ya que la Unión Europea, Turquía y la República Popular China expusieron su posición contraria, para que las demandas iniciadas continúen y tengan resolución.


Otro de los nuevos problemas que existen es con el nuevo acuerdo, firmado en fase uno, entre China y Estados Unidos. Según Tom Orlik (economista en jefe de Bloomberg): “El resultado de las conversaciones comerciales entre Estados Unidos y China será un determinante clave de la trayectoria para el crecimiento en 2020. En un extremo, un acuerdo que lleve los aranceles a los niveles de mayo de 2019 y proporcione certeza de que la tregua se mantendrá podría generar un impulso de 0,6% al PIB mundial. Por otro lado, un colapso en las conversaciones significaría que el lastre comercial se extienda hasta el año que viene”.


Esto ubica a Trump frente a un gran dilema, apostar a una escalada mayor con China y con los aranceles, o seguir el consejo de algunos asesores que le indican moderación para que la economía estadounidense tenga un rebote en un año electoral. Como se informara hace unos días atrás, las consecuencias de la Declaración de Brasilia del BRICS, se traducen en los nuevos aranceles que impuso Estados Unidos a las importaciones de acero y aluminio para Brasil y Argentina, los cuales estaban exceptuados desde 2018. La decisión de Trump parece tener un doble mensaje, tanto para su colega brasileño Jair Bolsonaro, como para nuestro presidente Alberto Fernández, que había declarado su malestar por la situación de EEUU y Bolivia. En nuestro país, estos aranceles alcanzan a las exportaciones de Tenaris, del Grupo Techint y también de Aluar, generando preocupación en ese sector. Estas medidas, en realidad, son consecuencias de la guerra comercial con China y el cierre de Brasil con Huawei por el 5G, así como también una advertencia al nuevo presidente argentino de no ir por el mismo camino. Como consecuencia de esto, la cámara empresaria Eurofer ya inició gestiones para convencer a Bruselas de que siga el mismo camino que Estados Unidos y aumente los aranceles.


La semana pasada concluyó la última gira internacional de Mauricio Macri, primero en Madrid, en la cumbre del cambio Climático, y después en Brasil, con la reunión del Mercosur, al cual asistió la Presidenta de Facto de Bolivia invitada por el Presidente de Brasil. Es de suponer que ahora ambos países trabajan en pos de una defensa conjunta frente a EEUU, por el aumento de los aranceles del acero y del aluminio que, en unas semanas, hizo perder demasiado dinero a empresas de ambos países.


Mientras tanto, en nuestro país, nos acercamos a la Navidad y a las vacaciones de verano; ambos rubros hoy enfrentan subas por arriba del 55%, acompañando a la inflación, según el informe presentado por el defensor del Pueblo, Guido Lorenzino, que expresó que la canasta pasó de costar $4.483,02, en 2018, a $7.380,32 en 2019, un incremento del 64,63% en un año y un acumulado en los últimos dos años del 148,87%; por su parte, el representante legal de Consumidores Libres, Héctor Polino, informó que, según un relevamiento efectuado por la entidad en supermercados de la ciudad de Buenos Aires, el precio de 24 productos seleccionados de la llamada “Canasta Navideña” tuvo un aumento del 56,39% respecto al año 2018. En cuanto a las vacaciones, el Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Avellaneda (Undav) puntualizó que, la canasta para disfrutar de un descanso familiar (familia tipo), aumentó un 57,2% promedio respecto al año anterior.


El nuevo gobierno viene con un plan de expansión del consumo y de puesta de dinero a los sectores más postergados, para generar un shock en el consumo durante las fiestas y el verano. Es necesario hacer un balance respecto del desastre que, el gobierno saliente, deja en materia de endeudamiento, en materia de financiación y en materia de producción y consumo, bien expresado en el discurso de asunción de Alberto Fernández. En un informe del Instituto para el Desarrollo social Argentino (IDESA), el déficit primario en pesos, con los intereses de deuda incluidos, es de 1 billón de pesos, más 1,2 billones entre pases pasivos y Leliq, lo que se conoce como cuasifiscal, mientras el dinero en manos de la gente también es de 2,2 billones de pesos. Esto evidencia la extremada precariedad fiscal y el nivel de endeudamiento interno; ahí radica parte del problema que tiene que enfrentar este nuevo gobierno. Por eso, es necesario comenzar a generar superávit primario, superávit comercial y desarticular las deudas para comenzar a crecer, ya que la mejora de competitividad que nos otorga el tipo de cambio alto es sólo temporal.


Recordemos que, lo primero que el gobierno tiene que definir, es qué hacer con la deuda que nos deja el gobierno anterior, y cómo desarmar las bombas de las Leliq, que se están transformando en los Pases Pasivos, los cuales no son más que préstamos a 24hs. Lo más sencillo es emitir pero, por suerte, el nuevo Ministro tomó la decisión de que esto sea totalmente controlado, evitando así un posible aumento de la inflación y una posible espiralización de esta, logrando calmar las expectativas reales en la economía.


La ventaja es que no se pueden comprar dólares por el cepo y los plazos fijos han dejado de ser rentables frente a la inflación, por lo cual es de suponer que el sobrante de dinero se comience a gastar y se reactive el consumo; también es necesario que se logre un acuerdo de todos los sectores para que se congelen todos los precios, incluidos los salarios y las tarifas. Y, con más circulante y más depósitos en pesos, los bancos dejarán de hacer su negocio financiero con el Estado y volverán al negocio de los créditos a los sectores medios y, si el Estado orienta los préstamos a las Pymes, podemos también atacar el problema de la oferta por falta de productividad, que algunos economistas también mencionan, dado que las empresas no invierten por temor, por falta de recursos y porque los costos crecieron, disminuyendo la calidad para mantener stock.

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